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¿Legal Tech, keloké?

Hoy quiero contarles un poco en qué anda el ecosistema que le da nombre a este espacio. Esas dos palabras que fuera de todo contexto pueden sonar a una terrible venta de humo pero que, en realidad, tienen un enorme poder transformador para la sociedad y grandes oportunidades de expansión. Sí señoras y señores, Legal Tech tardó en despegar pero definitivamente llegó para quedarse.


¿De qué rayos estaríamos hablando, mujer? “Keloké” diríamos en Córdoba capital, aunque sé que ahora es una expresión distintiva del genio de L-Gante. Volviendo a lo nuestro, como a mi cerebro siempre lo ayudan las analogías, comparto mi razonamiento por si sirve, bajo apercibimiento de simplificación. A todos nos están haciendo un poco más fácil la vida los desarrollos de FinTech, ¿no? Yo casi que prefiero ir al dentista que al banco. Y a pesar de que tengamos que seguir yendo al dentista, lamentablemente, FinTech hizo posible que podamos ser usuarios activos de servicios financieros sin movernos de casa. Como saben, es una conjugación de los términos finance y technology que refleja la transformación de la industria financiera a través de agilidad, analytics, transparencia y automatización de los procesos. Involucra tanto la digitalización y adaptación de los actores tradicionales -bancos y compañías financieras, por ejemplo-, como la aparición de nuevas entidades como Venmo en Estados Unidos y Ualá en América Latina que están escalando a un ritmo increíble y, lo mejor de todo, logrando una inclusión financiera hasta hace unos años inimaginable.


¿Y Legal Tech? Se trata justamente de la disrupción de los servicios jurídicos, en sentido amplio, a través de la tecnología. Es decir, están cambiando los instrumentos que los ciudadanos tenemos a disposición al enfrentarnos con un tema “legal”, ya sea constituir una sociedad para arrancar un negocio, divorciarnos o firmar un contrato. Y a la vez están mutando las herramientas que los propios abogados podemos utilizar para hacer nuestro trabajo de la mejor manera. Legal Tech representa entonces el cambio que está siendo propulsado a través del continuo desarrollo de productos tecnológicos y nuevos actores que en última instancia optimizan la experiencia del usuario de servicios jurídicos. Pero también involucra la transformación de los actores más “viejos” que son los estudios jurídicos.


Los memoriosos como Funes -directo a Curiosidatos si se están preguntando quién es Funes, prometo que les va a encantar- estarán cuestionando por qué dije al principio que esta industria que llamamos Legal Tech tardó en despegar. Y lo dije porque las transformaciones más significativas comenzaron a ocurrir después de la crisis de 2008, mientras varias otras industrias venían avanzando a fondo. Una digresión aquí. Como saben, esto no quiere decir que no hubo innovación en el trabajo jurídico hasta entonces. En efecto, nuestro queridísimo Microsoft Word, por ejemplo, nació en 1983 como un producto especialmente dirigido a abogados. Y acá viene el dato de Revista Hola, casualmente en una de las primeras presentaciones de Word, una tal Melinda conoció a un tal William H. Gates, su futuro ex suegro, abogado y papá de su entonces jefe y hoy ex marido.


Volvamos a lo importante. A partir de la crisis de 2008 tanto los abogados in-house como los estudios jurídicos se vieron forzados a hacer más eficiente su trabajo a un costo menor. Porque si no lo hacían a los primeros los rajaban y a los segundos no los contrataba ni el mono. Y a la vez, a partir de 2010, comenzaron a aparecer alternativas al modelo tradicional de contratación de los servicios de un abogado que se resumen bajo el nombre de “proveedores alternativos de servicios legales”. Se trata de modelos de trabajo jurídico muy ágiles y por lo tanto más baratos, generalmente a través de startups, pequeñas consultoras e incluso de las famosas Big four (las 4 grandes firmas de auditoría y consultoría: Deloitte, Price, Ernst & Young y KPMG).


Frente al modelo tradicional de facturación por hora de todos los potenciales temas jurídicos relativos a una persona o empresa por un estudio, los ALSPs (por las siglas en inglés) generalmente se especializan en ciertos nichos del servicio jurídico y lo optimizan al máximo, usualmente a través de una tarifa plana. Y como la efectividad de la solución no suele depender exclusivamente del análisis y juicio especializado de un abogado de carne y hueso -alma no tenemos, según dicen-, pueden escalar a un ritmo exponencial. Algunas de las actividades que más explotaron son la revisión de documentación en fusiones y adquisiciones, la administración de contratos, la protección de propiedad intelectual, el diseño de políticas de privacidad y protección de datos personales, y la constitución de sociedades, entre otras. Como puede apreciarse, son áreas con grandes oportunidades para la automatización y potencial aplicación de inteligencia artificial.


En el gráfico a continuación puede verse un poco lo que está creciendo la industria a través de las inversiones en el mercado, afectada por supuesto por la pandemia pero remontando desde entonces.



En este marco, quiero compartirles algunos ejemplos que creo vale la pena destacar. Primero que nada, Axiom Law es uno de los modelos paradigmáticos de proveedor alternativo de servicios legales. Esta compañía tiene una red de más de 5000 abogados especializados en diferentes áreas que son asignados a los clientes para resolver puntualmente problemas determinados o acompañarlos en procesos de más largo plazo con implicancias jurídicas diversas. Bajo la concepción de estudio jurídico del futuro, el abogado de Axiom se convierte en una suerte de partner en el asunto o negocio específico. En pocas palabras, Axiom ofrece servicios jurídicos on-demand super especializados en múltiples industrias. Muy ágil y más accesible que un estudio jurídico.


LegalZoom es una de las compañías Legal Tech más populares en Estados Unidos. Se trata de una empresa radicada en California que ofrece soluciones jurídicas completamente online a familias y pequeñas empresas a un precio super bajo. Sería como un McDonald’s de estudio jurídico en algunas áreas. Entre sus soluciones más conocidas están la constitución de sociedades en Estados Unidos, registro de marcas y derechos de autor, y declaraciones de última voluntad. Tienen un modelo de suscripción para pequeñas empresas que consiste en asistencia jurídica regular y un modelo de pago por servicio o documento. El dato clave es que el 30 de junio de 2021, LegalZoom hizo su IPO (Initial Public Offering), es decir su primera oferta pública de acciones. Dicho en criollo, salió a la bolsa y ahora es una empresa pública. Una gran noticia para toda la industria.


Casualmente también el 30 de junio de 2021 tuvo lugar la IPO de Intapp, una compañía de desarrollo de software que opera en la nube, ofreciendo productos y servicios específicos a los estudios jurídicos para optimizar sus operaciones. Es como una suerte de SalesForce para los estudios jurídicos que apunta a que el delivery del servicio jurídico sea eficiente, enfocándose en la administración de riesgos, ingresos e integración del trabajo. Si bien no es exclusivamente una compañía Legal Tech (también ofrece servicios profesionales semejantes a consultoras, estudios contables y bancos de inversión), la mayor parte de sus clientes son justamente estudios jurídicos. Un claro ejemplo de las oportunidades que tienen los actores tradicionales para mantenerse competitivos frente a las alternativas nacientes. Los sistemas de búsqueda de jurisprudencia y antecedentes, que con cada vez mejores por la optimización de los algoritmos de búsqueda y ordenamiento- estarían en la misma línea.


Otra solución super atractiva es Stripe Atlas. Se trata de una plataforma muy sencilla para constituir sociedades en Estados Unidos también completamente online. Lo más interesante de todo es que uno de los estudios jurídicos más importantes en el ecosistema de startups y fondos de capital de riesgo, Orrick, es el socio de Stripe en esta solución. Se nota en el servicio ofrecido como los abogados de Orrick contribuyeron a que esto sea una solución muy rigurosa, además de simple y accesible. Esto también refleja la propia transformación de los estudios jurídicos como unidades de negocio.


Una propuesta completamente disruptiva es la de BlissDivorce. Parece mentira, sobre todo para los que tenemos algún amigo o familiar que todavía está renegando con un juicio de divorcio eterno, pero esta compañía está desarrollando una plataforma online para conducir a parejas sin voluntad de acuerdo inicial en el proceso de divorcio en Estados Unidos. Sin intervención alguna de abogados en el trámite. Imagínense los mangos y meses que se pueden ahorrar ambas partes... Lo extraordinario es que la visión final de la solución de Bliss consiste en la utilización de mecanismos relacionales de resolución de disputas 100% online y automatizados (sin intervención humana). Esta compañía ya tiene listo su MVP (producto viable mínimo) y pronto estará lanzando su primera ronda de inversión formal. Y lo genial es que hay un argentino en el equipo de fundadores. Ojalá les vaya muy bien y pronto puedan expandirse.


Estos ejemplos no son exhaustivos, por supuesto. Hay muchísimos desarrollos en curso de ejecución y muchas más oportunidades, especialmente soluciones basadas en Blockchain -sobre lo que me encantaría que enfoquemos en mayor profundidad pronto-. Pero es una muestra representativa de lo que está ocurriendo y por ocurrir en el ecosistema.


Si me permiten, creo que el avance es extraordinario para todos. Los estudios jurídicos podrán enfocarse cada vez más en la creación de valor a través de la aplicación del derecho y el acompañamiento profesional a los clientes que muchas veces es irremplazable. Y, gracias a la tecnología, cada vez menos en el papeleo y en la prosecución de trámites administrativos. Los abogados emprendedores, por su parte, tienen un rol fundamental en las startups existentes y por nacer, acompañando al negocio con dinamismo pero siempre bajo el marco de la ley; ya sea como socios o empleados en la empresa, o como partners a través de algún proveedor alternativo de servicios legales. Y, lo más importante, los ciudadanos y los emprendedores tienen múltiples alternativas accesibles al enfrentarse con un asunto legal y potencialmente acceder a la justicia. Al fin y al cabo de eso se trata.


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